A lo largo de la historia de la humanidad, nos podemos encontrar diversas opciones a la hora de determinar los tipos de personalidad, ofreciendo casi siempre cuatro opciones, desde Empédocles(490-430 a.c) que divide todos los elementos en aire, agua, fuego y tierra, hasta Aristóteles (384-322 a.c) , relacionándolo con la sangre ligera, pesada, caliente y fría. De todas estas y otras opciones aparece la teoría de los tipos de temperamento, que igualmente dividide en cuatro. Veremos a continuación.
Temperamento sanguíneo:
Se trata de personas optimistas, seguras, alegres, que ven la parte buena de todo lo que les rodea, reforzando los aspectos positivos y minimizando los negativos. Su flexibilidad para la adaptación es muy grande y afrontan retos, proyectos o problemas con un entusiasmo envidiable aunque, en muchas ocasiones, eso de desinfla con demasiada rapidez, para afrontar a continuación una nueva actuación. Su facilidad para la comunicación con los demás les hace ser muy sociables y apreciados, aunque en ocasiones pequen de ofrecer excesiva confianza con ciertas personas.
Temperamento flemático:
Se trata de individuos cuyo rasgo principal podríamos decir que es el equilibrio, la sangre fría, se mantienen firmes y estables ante la mayor parte de las situaciones que se les planteen, representando de este modo una ecuanimidad muchas veces envidiable. La constancia y la paciencia son parte de sus atributos, resaltando aspectos comprensivos y tolerantes en muchas de las acciones que diariamente llevan a cabo. Por otro lado también se trata de personas algo indiferentes y escépticas, en ocasiones con imagen de desinterés, falta de adaptación a ciertas situaciones novedosas y en algunos casos excesivamente dependientes.
Temperamento colérico.
De forma general nos encontramos ante personas constantes, seguras, tenaces y extremadamente apasionadas, cuyo entusiasmo les lleva a tener vivencias muy profundas y marcadas.
También hay que destacar que su capacidad de irritación es superior a la de otro tipo de personas, perdiendo a veces el control y ofreciendo su cólera a todo el que le rodea, llegando a la intolerancia, imposición y el despotismo.
Temperamento melancólico.
Individuos extremadamente responsables que cumplen con sus cometidos con una seriedad y claridad elevadas. Sensibles y afectuosos mantienen vivencias interiores profundas e intensas, resaltando su defensa de la fidelidad.
Por otra parte resaltaremos también que se trata de personas, siempre de forma genérica, inseguras, con rasgos pesimistas, tristes o sentimientos de inferioridad o culpabilidad. Desconfían de casi todo el mundo y buscan la soledad, evitando por lo tanto las relaciones sociales.
