miércoles, 15 de enero de 2014

Confessions

“Confessions” arranca de manera arriesgada y difícil, en plena anarquía, dónde una profesora de manera amena y una frialdad increíble relata la muerte de su hija y las circunstancias en las que se produce. Parece que cuenta cosas inconexas unas con otras, aunque finalmente hilvana todo para que haga parte de lo mismo. Un monólogo que servirá como entrante de la curiosa forma narrativa del film, el cual está plagado de reiteraciones no sólo soportables sino necesarias, sobre el mismo tema (una y otra vez), con giros inesperados y en los cuáles se revela que la bondad y la maldad son dos extremos separados por una delgada línea. Quiénes creíamos buenos, en realidad hacen uso de características negativas para tomar sus propósitos. Quiénes inspiran lástima en realidad no son tanto víctimas cómo verdugos. Quiénes son malos, son malos siempre, e incluso más malos todavía… Pero todo está perfectamente explicado, debido a la complejidad de los personajes, quiénes a través de sus relatos van describiéndose a sí mismos, sus virtudes y sus más repugnantes defectos.

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